Si practicas running, debes haber sentido algún dolor en algún momento de tu vida, aunque corras por hobbie, compitas, distancias cortas, largas distancias, solo o en grupo ...
Si no has tenido una
experiencia de dolor, seguro que conoces a alguien que lo haya padecido, pero lo que todos deben saber es que no todo dolor es un signo de lesión y por eso es importante distinguir el dolor de una posible lesión del dolor considerado normal durante el entrenamiento. Sabiendo esto, podemos prevenir daños futuros o evitar dejar de correr por cualquier dolor.
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El dolor es una advertencia de que algo está pasando, si tienes una sobrecarga en alguna región con el tiempo podría convertirse en una lesión, el dolor es una alerta para prestar más atención a la región. O bien, el dolor puede aparecer tras un entrenamiento más intenso, un cambio de entrenamiento, un aumento de distancia, o algún otro estímulo que suceda que genere el llamado “dolor muscular tardío” normal del entrenamiento, a esto se le llama “ dolor bueno”.
Pero entonces, ¿cómo puedo saber si un dolor es una advertencia de una posible lesión o el dolor tardío normal del entrenamiento?
Te dejaremos con una tabla simple a continuación que actuará como una guía rápida para tratar de ayudar a diferenciar entre estos dos tipos de dolor.
Dolor por posible lesión | Dolor durante el entrenamiento |
Dolor en un punto específico | Dolor difuso |
Dolor solo en un lado | Dolor igual o similar en ambos lados
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Dolor que dura una semana o más, siempre en el mismo lugar o regiones aproximadas. | Dolor que dura menos de una semana y pasa pronto.
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Dolor que interrumpe un entrenamiento.- | Dolor que normalmente le permite realizar el entrenamiento.
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Dolor que a veces mejora cuando el cuerpo está caliente y empeora cuando se enfría. | - |
Recordando que cada cuerpo reacciona de manera diferente a diferentes estímulos, un entrenamiento que puede ser ligero para una persona puede ser más intenso para otra, un entrenamiento que causa sobrecarga y posibles lesiones a una persona, puede que no cause nada a la otra.
Por ello, es importante mantener una adecuada preparación física para que se minimicen los riesgos y, además, buscar siempre la ayuda especializada de un preparador físico y / o fisioterapeuta para una práctica más segura.
Por Mário Bernardino, Fisioterapeuta en la Academia Bodylab
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