Cuando piensas enperder peso, hay dos puntos que pones en práctica casi al instante: iniciar una dieta (alimentación saludable) y desarrollar hábitos de ejercicio. Pero las cosas no siempre salen como se espera y el resultado puede llevar tiempo... Aunque la pérdida de peso se puede resumir (básicamente) en “comer menos y gastar más”, el proceso depende de numerosos factores, principalmente metabólicos, que están regulados por diversas hormonas.
Por lo tanto, para reducir los kilos de más, promover la salud y hacer que tu cuerpo funcione correctamente, es necesario conocer las hormonas involucradas para que puedas tener un control y definir las mejores estrategias. Así que veamos qué hormonas son estas y su relación con el peso.
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Grelina: producida en el estómago y conocida como la hormona del “hambre”, envía impulsos químicos al cerebro (te dice que es hora de comer). Desempeña un papel importante en el consumo de calorías.
Cuando no se controla esta hormona, es normal que se tenga más apetito, por lo que es necesario tener cuidado con los horarios de las comidas, evitando largos periodos de ayuno y, al mismo tiempo, ingerir alimentos que favorezcan la saciedad (opciones con más fibra y proteína).
Cortisol: producido por las glándulas suprarrenales, su función es ayudar al organismo a controlar el estrés físico y emocional, así como a mantener los niveles de azúcar en la sangre. Una desregulación de esta hormona puede provocar un aumento de la sensación de hambre, principalmente de dulces y una mayor acumulación de peso a partir de la grasa.
Para controlar esta producción exacerbada es necesario reducir el estrés y la ansiedad mediante técnicas de relajación, un descanso adecuado y evitar una restricción severa de hidratos de carbono.
Insulina: producida por el páncreas, esta hormona regula los niveles de azúcar en sangre y es una de las principales fuentes de energía del organismo. Su producción puede variar según la cantidad o calidad de los alimentos que consumas a lo largo del día.
Cuando no se controla esta hormona, se produce un aumento de la grasa corporal en el cuerpo, especialmente en la zona abdominal. Por ello, es importante controlar la cantidad de hidratos de carbono que ingieres a lo largo del día y dar preferencia a los alimentos integrales, evitando azúcares y harinas refinadas.
Tiroxina, T3 y T4: hormonas producidas en la tiroides, estas interfieren en la regulación de funciones vitales. El hipotiroidismo y el hipertiroidismo dan como resultado la falta o el exceso de estas hormonas. Su desregulación conduce a cambios en el metabolismo que pueden traducirse en dificultad para perder peso cuando estamos hipotiroideos.
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Para mantener su correcto funcionamiento es necesario ingerir nutrientes que benefician su función, como el yodo, el magnesio, el selenio y algunas vitaminas.
Leptina: la hormona de la saciedad se produce en la grasa blanca almacenada en el cuerpo. Cuando tenemos sobrepeso/obesidad, el cerebro crea “resistencia” a esta hormona, no recibiendo señales de saciedad.
Para un mejor control de esta hormona es importante mantener un peso saludable y, sobre todo, un porcentaje adecuado de grasa, y este objetivo se puede conseguir con una dieta equilibrada y aumentando el gasto en actividad física.
El éxito para la pérdida de peso se verá facilitado si con los pequeños consejos presentados mejoras el funcionamiento de las hormonas descritas anteriormente. Tenga en cuenta que estas son solo algunas de las hormonas, ya que hay otras que pueden interferir con el peso y la saciedad.
Por Adriana Martins, Nutricionista
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