La coordinación motora es la capacidad que tenemos de usar y controlar nuestros músculos para realizar una determinada actividad física o movimiento, como gatear, bailar, saltar, escribir, pintar, dibujar, etc.
Es la capacidad que tiene nuestro cuerpo para realizar movimientos articulados como resultado de la interacción del sistema muscular, esquelético, nervioso y sensorial.
La coordinación motora ha estado presente en todos nosotros desde que éramos bebés, pero ha evolucionado y mejorado a lo largo de los años. El entrenamiento y la práctica deportiva mejoran sustancialmente nuestra coordinación y agilidad a través de una reorganización estructural físico-cognitiva del organismo humano. La coordinación motora a su vez, se divide en dos aspectos: coordinación motriz gruesa y fina.
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La primera está relacionada con el uso de grandes grupos musculares e implica actividades como caminar, correr, saltar, bailar, gatear, etc. La coordinación motora fina es más específica y está relacionada con movimientos más delicados, como pintar, dibujar, cortar, escribir en la computadora, etc. Este tipo de coordinación la ejercen principalmente músculos pequeños en nuestro cuerpo.
La agilidad es la capacidad física que se traduce en la capacidad de realizar movimientos rápidos y ligeros en los que también se pueden asociar cambios de dirección. La agilidad, entonces, refleja la capacidad del ser humano (niño, joven o adulto) para ejecutar movimientos rápidos y fluidos, sincronizados en el tiempo y el espacio, revelando destreza en su desempeño. Pueden ser movimientos diarios o movimientos directamente asociados con actividades / deportes. Esta destreza está directamente relacionada con el tipo y la alineación de las fibras musculares que tiene un individuo determinado.
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La agilidad es diferente de la coordinación, pero están interconectadas (se llaman capacidades de coordinación) y se complementan entre sí para originar el movimiento humano junto con otras capacidades físicas, como la velocidad, la fuerza y la flexibilidad (capacidades condicionales).
En niños y jóvenes, el entrenamiento de la coordinación motora y la agilidad está fuertemente relacionado con el aumento de las capacidades físicas / de coordinación que son fundamentales para el éxito y el rendimiento deportivo de los atletas / jugadores y equipos. El entrenamiento de estas habilidades a edades tempranas (fases sensibles) en niños, permite la mejora de otras habilidades y, en consecuencia, la mejora del rendimiento motor y deportivo en la juventud.
En este contexto, es esencial entrenar estas habilidades junto con otras complementarias para lograr un desarrollo armonioso de los jóvenes (en términos físicos y mentales). Los aspectos técnicos también son fundamentales y deberán dirigirse a la modalidad en cuestión.
Por Hugo Ferreira, Personal Trainer en la Academia Bodylab
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