Pilates es un concepto desarrollado por Joseph Hubertus Pilates que se basa en que la forma de realizar ejercicios puede influir tanto a nivel físico y psíquico, mejorando el autoconocimiento y disminuyendo el estrés y la ansiedad.
Los movimientos del cuerpo deben ser controlados, pausados y metódicos. Los ejercicios deben realizarse respetando los siguientes fundamentos: concentración, control, precisión, respiración y fluidez. La exposición gradual conduce al individuo a motivarse ganando conciencia corporal y fuerza muscular. Si está bien realizado, el método puede ayudar en el control del dolor, la recuperación de las funciones y la prevención de las lesiones.
Destacamos los principales beneficios que la práctica regular del Pilates puede ofrecer:
• Aumento de la resistencia física
• Aumento de la fuerza muscular
• Cambio en la actitud postural
• Mejora del equilibrio
• Define la musculatura
• Aumento de la capacidad respiratoria
• Facilita la concentración
Aumento de la flexibilidad y amplitud de movimiento
• Mejora de la conciencia corporal
• Promueve la relajación y el bienestar físico y mental
Para un buen desarrollo de los ejercicios es necesario que la persona pase por una evaluación detallada, capaz de identificar y medir los puntos positivos y negativos de cada uno. Así es posible definir los ejercicios que tendrán mayor impacto en el organismo del individuo. El técnico tiene la posibilidad de consultar siempre la evaluación y el cliente ve el resultado en cifras.
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El Pilates puede ser realizado con seguridad en diferentes públicos, patologías y condiciones físicas. En los ancianos, por ejemplo, el hecho de estar compuesto por ejercicios de bajo impacto y con máquinas que facilitan el movimiento, se convierte en una excelente elección. El seguimiento por un fisioterapeuta facilita la identificación de los factores de riesgo y los aspectos clínicos, ayudando en el mejor ajuste posible de los ejercicios, favoreciendo una mejor prestación en las actividades de vida diaria.
Con la práctica del Pilates, las personas con patologías neurológicas y reumatológicas, así como en proceso post quirúrgico, pueden llegar a ampliar sus movimientos, fuerza y resistencia muscular, lo que resulta en la reducción de los síntomas y aumento de las funciones del día al día, reduciendo la tasa de incapacidad futura.
Las embarazadas también se benefician de este método, que presenta muy bajo riesgo. El fortalecimiento del suelo pélvico, contribuye enormemente a un parto más fácil y a la recuperación postparto.
Se han reportado innumerables beneficios para los niños a través del Pilates. Debido a los movimientos funcionales y lúdicos, el Pilates puede ser una excelente forma de sacar a los niños de la inactividad, trabajar los músculos de forma consciente y equilibrada, mejorar la concentración y la postura. La edad de 8 años parece ser la más sensata para el inicio de la práctica.
Por último, incluso los atletas (independientemente del nivel) pueden beneficiarse del método Pilates. Especialmente por trabajar más conscientemente los músculos más internos, mejorando el ajuste corporal ante los gestos técnicos de cada modalidad deportiva, representando a su vez una mejor eficacia del movimiento.
Dejamos una secuencia básica de ejercicios:
Fig.1 - PUENTE
1 - Cómo hacer: acostado de espaldas, brazos apoyados en el suelo a lo largo del cuerpo, pies apoyados en el suelo con flexión. Inspira, expira y activa el abdomen. Inspira y eleva la cadera expirando lentamente. Debes sentir tus vértebras, elevándote lentamente, hasta que el peso del cuerpo esté distribuido sobre los pies y los hombros Mantén tus nalgas y columna neutra. Inspira y vuelve, expirando.
Fig.2 - THE HUNDRED-VARIACIÓN
2 - Acostado en decúbito dorsal con las piernas flexionadas. Inspira y eleva la cabeza, al mismo tiempo, con las dos piernas al frente. En la expiración, mantiene el formato del cuerpo en extensión. En la inspiración, vuelve gradualmente hacia el suelo, con el apoyo de las manos siempre al lado del cuerpo.
Fig.3 - SWAN
3 - Barriga abajo, pelvis y columna neutras. Piernas extendidas y brazos flexionados al lado del tronco. Inspira para alargar los brazos y elevar el tronco. En la expiración, mantiene el formato del cuerpo en extensión. En la inspiración, vuelve gradualmente hacia el suelo, con el apoyo de las manos siempre al lado del cuerpo.
Por Paula Marques, Fisioterapeuta y Instructora de Pilates
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